El principal leitmotiv de la bellísima obra de Anglada-Camarasa, fue, junto con el paisaje, la figura de la mujer.
Este artista posimpresionista, con gran parte de su pintura adscrita al modernismo, plasma la feminidad de finales del siglo XIX y principio del XX.
Una de sus primeras obras retrata a las parisinas liberadas que descubren el mundo nocturno, pinta a mujeres nobles, desconocidas, bailarinas, toreras y con trajes regionales, hasta llegar a unas musas que, finalmente, se funden con la naturaleza.
Ellas, convertidas en iconos, brillan sensuales, dotadas de una gran capacidad de seducción.
La cámara adora a Hermenegildo Anglada-Camarasa.
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