Bourgeois escondió, antes de su muerte, un secreto en la Provenza. En uno de los pueblos más entrañables y bellos de esta zona, Bonnieux, la capilla de un antiguo convento del siglo XVII fue una de sus últimas obras.
La
fachada de este edificio es extremadamente simple: una puerta de madera
encuadrada entre dos cipreses.
Dentro,
unas pocas sillas de mimbre acompañan a una pila de agua bendita de mármol rosa
esculpida con senos rosas que representa el alimento materno.
La
capilla d’Ôr no necesita altar,
sólo una cruz de bronce cuya traviesa horizontal son dos manos enormes: una
crispada refleja el sufrimiento, y la otra, abierta, habla de la generosidad.
Además el vestido místico de la capilla lo componen madonnas de tela, muñecos encerrados en campanas de cristal y
un confesionario metálico lleno de objetos inspirados en su infancia. En una de
las paredes, una de las arañas de bronce míticas de Louise muestra su protección benéfica. Es una
espiritualidad diferente… para creyentes del arte.
La
cámara adora a Louise Bourgeois.
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