lunes, 25 de marzo de 2013

El ebanista de los árboles.







Oriente para la mentalidad occidental es espiritualidad, conocimiento y paz interior, el yin y el yang, la luz y la sombra, y el respeto por la tradición, las costumbres y la naturaleza.
Y algo de eso es lo que se experimenta cuando observas los muebles de George Nakashima
Naturales, agrestes, de una belleza zen.





El gran arquitecto-ebanista japo-americano decía que un árbol, era el contacto más estrecho que se puede tener con la naturaleza. Y es que Nakashima, producía piezas clásicas y tradicionales de manera artesanal, con una técnica y un método basada en respetar siempre la vida del propio árbol, su expresión, que es la que determina el diseño. Creando un estilo sin cambiar su naturaleza, disfrutando del proceso de la creación.



George construyó, además de todas sus obras, su casa taller en una zona recóndita de Pensilvania, donde quedan patentes sus raíces japonesas.
Un sobrio contenedor de piedra y madera, con enormes cristaleras, paneles y puertas correderas de papel de arroz. No tiene estilo decorativo, simplemente el de la utilidad, la austeridad y la sencillez casi monacal, con muebles de madera de nogal y roble de su propio legado, y pinturas y caligrafías de antiguos maestros japoneses.
El estudio-taller continuo a la casa sorprende por la altura de sus paredes y sus grandes ventanales, que parecen construidos para que los árboles del exterior con sus ramas hablen, se comuniquen y se toquen con sus semejantes: los muebles creados por Nakashima.



La cámara adora a George Nakashima.

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