miércoles, 3 de noviembre de 2010

En busca de la simbiosis perfecta

Hay veces que para sobrevivir no se necesita mucho, simplemente un poco razón, lógica y encontrar esos "momentos universales" que a todos nos gustan.
Tan solo hay que aunar a dos o más objetos, elementos, momentos o individuos de diferente "especie" para que así se puedan beneficiar mutuamente sin ningún perjuicio.

Todo esto viene, porque me gusta recrear escenas, imaginar el plan perfecto de una tarde en casa, con buena música, lectura enriquecedora, algo delicioso que llevarse a la boca, y por qué no, buena compañía.

Como ya sabéis, el champagne para mi es bebida de los dioses, poesía inesperada de sublime luminosidad, y más cuando hablamos de Ruinart, la maison más antigua y prestigiosa donde las haya, que junto con la arquitecta y diseñadora Patricia Urquiola, han creado Le Fil d'Or.



Esta botella es un homenaje en forma de bouchon, que adopta la forma de una especie de malla dorada, envolviendo el cuello de la botella desde el tapón para acabar abrazando su cuerpo curvilíneo y dar un toque de absoluta exclusividad y suntuosidad a este preciado vino, garantizando la efervescencia del mismo, sujetando el tapón a la botella y permitiendo descorcharla con total seguridad para no derramar ni una sola gota.



En una mano, una copa de champagne, y en la otra un libro, y por qué no un libro digno de releer, siendo un reto para cualquier lector, ya que es algo más que una novela.

Marcel Proust escribió "En la busca del tiempo perdido" como una experiencia vital, recreando un completo universo, convirtiéndolo es un libro difícil, arduo, incluso a veces, aburrido, pero toda una obra maestra.
En el trata de reflejar la realidad humana a través de una observación minuciosa y saber un poco más sobre el comportamiento de las personas (todo aquello que un buen estudiante de antropología necesita saber).


Proust desarrolla esta trama analizando, examinando y comparando de manera constante, los sentimientos y las pasiones que tiene nuestra memoria.

Y para acompañar esta puntillista lectura, de fondo, una música que nos inspire.

En este caso, cualquier canción de Vincent Gallo, un actor-pintor-cineasta-modelo, que se a lanzado al mundo de la música con canciones particulares, con estilo propio y originalidad, sorprendiendo con su suave y aterciopelada voz.


Vincent Gallo - Honey Bunny on MUZU.


Relax, lectura metafórica, champagne... y la compañía ya vendrá, seguro que todo este ejercicio de recreación mental acaba mereciendo la pena...

¡La cámara adora este plan!

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